lo intento

Lo intento, deveras lo intento

Pensaba que la carga se aligeraría al filo de los días. Y si, en efecto, se ha vuelto, a su manera, más liviana, también pesa más sobre mi alma.

La tristeza no cede, las lágrimas no se agotan.

Lloro sobre unas palabras que jamás se pronunciaron, sobre un ser que no existió o tan poquito. Lloro una ilusión en lugar de llorar a mi padre. Lloro el padre que iba a ser, en lugar de llorar el padre que fue. Lloro lo imposible, una promesa incumplida.

Encorvada en un rincón, quisiera vomitar el sufrimiento, la desgracia y la desesperanza y no logro más que expulsar una bilis amarga. Vomito, vomito su muerte eternamente.

Como encerrada en una caja negra, de paredes lisas, golpeo y choco, grito y araño. Hasta el silencio ha dejado de contestar.

Las tripas hechas nudo, pienso en ese dolor de panza que no es más que un dolor de amor, de amor insatisfecho. Esta garra afilada que me retuerce las entrañas solo es la ausencia que se acomoda.

Rehúyo las llamadas que suben hacia mí: no quiero oír ya nada, decir nada, saber nada. Me deseo ciega y sorda, no logro más que estar sola. Tan sola.

Lloro sobre mí, sobre él,sobre una niña chiquita y sobre un hombre.

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