la tumba

 

Este fin de semana, medio llevada por la mano, fui al cementerio de Yautepec por primera vez desde la muerte de mi papá, desde su entierro. Por poco y no veo su tumba, la cual, finalmente, no es más que un montón de tierra entre muchos más… Una cruz de metal blanco que ni siquiera le pertenece… ¿Y cómo ver donde estaba si no podía ni respirar?

Le traje una bernique, una conchita de Saint Briac. No sé como se dice en español y la verdad me viene valiendo. También le traje una planta: una sábila. Le podría haber llevado un rosal o clavelitos… Pero la última planta que me regaló era una sábila… Así que… bueno.

Me sentía de vacaciones de duelo… No había llorado en varios días… Solo me había ahogado tantito. Pero, obviamente, frente a su tumba, me rompí… De nuevo las imágenes horribles. Me lo imagino en su estúpida caja de madera, con ese enorme, enorme, montón de tierra  que lo aplasta, y que lo asfixia. Y todas mis palabras maravillosas, mis certidumbres desparecen. Mi papá está allí, en ese hoyo, bajo la tierra…  Se ahoga.

No sé si me hace falta… Si cuando me rio, estoy fingiendo o si es cuando me pongo a llorar que ando de teatrera… Ya no sé quien soy cuando pienso en él…

Y luego, como en el día del entierro, tuvimos que partir… Y aunque todo me repite que esto es lo que él quería, que de todas maneras no es allí donde está realmente, siento que lo abandono, que lo  dejo plantado…

Le di un repaso a su vida estos últimos días, de lo que sé por lo menos. No creo que haya sido feliz… No creo haber contribuido a que lo fuera. Pero tampoco sé si me tocaba hacerlo…

Solo sé que, una vez más, me voy y lo dejo, allá, bajo la tierra… con su planta y su bernique…

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fete des peres

Où es-tu ?

Je me demande si tu sais que je pense à toi

Si tu m’entends

Si tu me devines

 

Dans le noir, j’essaye de te revoir

Les seules images qui me viennent

Sont celles des derniers jours.

Je ne sais plus te voir comme avant

Avant la peur, et le malheur

 

Tu m’échappes

Tu disparais

Seuls les derniers moments sont là

Accompagnés de regrets

Et de reproches

 

Je t’ai perdu

Je ne sais plus te retrouver

Tu t’échappes et disparais

 

Tu me manques, papa…Tu me manques.

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dia del padre

¿Dónde estás?

 

Me pregunto si sabes que pienso en ti

Si me oyes

Si me adivinas

 

En la oscuridad, intento volver a verte

Las únicas imágenes que me llegan

Son las de los últimos días.

No sé cómo verte como antes

Antes del miedo, de la desgracia

 

Te me escapas

Desapareces

Solo los últimos momentos sobreviven

Acompañados de añoranza

Y de reproches

 

Te he perdido

No sé ya como encontrarte

Te escapas y desapareces

 

Me haces falta papá… Me haces falta.

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deux mois

Les dates

Ces derniers temps, les dates ont changé dans ma famille : deux mariages, deux naissances, deux morts.

Le calendrier se charge d’annotations, de noms, de rires et de pleurs. Les jours passent et les dates reviennent. On rit, on chante, on se souvient.

Et pourtant le jour est le même. Le soleil s’est levé plus ou moins au même endroit qu’hier, les nuages défilent ou pas, la nuit arrive. La seule preuve du temps est sur une feuille décorée de chiffres et de mots, sur un petit carré blanc où j’ai inscrit un nom. C’est un calendrier qui ne rime á rien, hors de la lune et du soleil, hors moissons et marées. C’est juste un bout de papier qui rappelle que le temps revient, se replie sur lui-même, et fait semblant de passer pour mieux peser sur moi.

La liste s’allonge : un gâteau avec des bougies en remplace un autre, une photo déplace celle de l’année dernière, un vide en écrase un autre. Les objets s’accumulent et le cœur se plaint.

Un anniversaire raté, oublié, ou la grande fête d’il y a dix ans : ils s’inscrivent au même niveau sur ce bout de papier.

Les dates… S’il me fallait choisir, je ne sais pas lesquelles je garderais en mémoire : il fait aussi bon rire que pleurer.

Les envies de fêter se dissipent, disparaissent au fil des jours. Les souvenirs se diluent, se confondent et reviennent parfois sans crier gare, comme ça, parce qu’on a levé les yeux sur un bout de papier…

Les dates… J’attends encore de sentir qu’une journée est différente de l’autre juste de par son nom, comme quand on est petit et qu’on se sent grandir, comme ça, quand on a soufflé les bougies. Aujourd’hui, je devrais avoir mal, un peu plus qu’hier. Et je ne rencontre que le vide. J’ai beau chercher, creuser, décaper, je ne trouve pas plus de chagrin qu’hier.

Les dates… Elles jalonnent ma vie comme les bornes d’un chemin, comme les balises dans une baie… Mais elles ne protègent de rien, insultent parfois avant de se dérober. Elles sont aussi lâches que moi, n’existent que sur un bout de papier et dans mon cœur.

Les dates… sont des empêcheuses de tourner en rond, de s’alourdir, de s’endormir. Elles viennent te chanter dans les oreilles, qu’il y a deux mois, ou dix ans, ou vingt-cinq ans…

Les dates… Elles s’accumulent, comme les objets, comme les amours et les souvenirs, deviennent porteuses de chagrin, de mélancolie, de rires enfuis.

Les dates retiennent, alourdissent, engourdissent. Les dates…

Sur un bout de papier, le nom d’un mort. Sur un bout de papier, celui d’un enfant ou d’une amie. Sur un bout de papier, toute une vie

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dos meses.

Las fechas

 Últimamente, las fechas han cambiado en mi familia: dos bodas, dos nacimientos, dos muertes.

El calendario se carga de anotaciones, de nombres, de risas y llantos. Los días pasan y las fechas regresan. Reímos, cantamos y recordamos.

Y sin embargo el día es el mismo. El sol salió más o menos en el mismo lugar que ayer, las nubes se alargan o no, la noche llega. La única prueba del tiempo está sobre un papel decorado con números y palabras en donde apunté un nombre. Es un calendario sin ton ni son, fuera de la luna y del sol, fuera de cosechas y mareas. Solo es un pedazo de papel que recuerda que el tiempo regresa, se repliega sobre sí mismo, y finge transcurrir solo para pesar mejor.

La lista se alarga: un pastel con velitas reemplaza a otro, una foto desplaza la del año pasado, un vacio destruye a otro. Los objetos se acumulan y el corazón se queja.

Un aniversario perdido, olvidado, o la enorme fiesta de hace diez años, se inscriben en el mismo nivel sobre ese pedazo de papel.

Las fechas… Si se pudiera escoger, no sé cuales conservaría en mi memoria: es tan bueno reír como llorar.

Las ganas de festejar se disipan, desaparecen al filo de los días. Los recuerdos se diluyen, se confunden y regresan, así, a veces sin avisar, porque llevaste la mirada a un pedazo de papel.

Las fechas… Sigo esperando el día en que me sienta diferente solo por su nombre, como cuando se es un niño y se siente uno crecer, así, solo porque apagaste las velitas del pastel. Hoy me debería de doler, más que ayer. Y no siento más que vacio. Por más que busco, escarbo, rasco, no encuentro más tristeza que ayer.

Las fechas… Marcan mi vida como los límites del camino, como las balizas en la bahía… Pero no protegen de nada, insultan a veces antes de eludir. Son tan cobardes como lo soy yo, y no existen más que sobre un pedazo de papel y en mi corazón.

Las fechas… Son unas majaderas que impiden el adormilamiento, el letargo. Te vienen a chillar en los oídos, que hace dos meses, diez años, o  veinticinco…

Las fechas… Se acumulan, como los objetos, como los amores y los recuerdos, se vuelven portadoras de tristeza, de melancolía, de risas desvanecidas.

Las fechas retienen, entorpecen, entumecen. Las fechas…

Sobre un pedazo de papel, el nombre de un muerto. Sobre un pedazo de papel, el de un niño o de una amiga. Sobre un pedazo de papel, toda una vida…

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la tristeza

La tristeza

 

Hay muchos días como este, en que te sientes atrapada. Alrededor tuyo, todo está calmado. Inclusive, respiras tranquilamente. Piensas que ya se acabó, que la tristeza está enterrada.

¡Y de repente, a la vuelta de una mirada, al regresar alguna fecha, irrumpe en tu vida y te rompe el hocico!

Te das cuenta de que nunca oíste las palabras que esperabas et una voz, muy dentro de tu ser, te repite incansablemente que es demasiado tarde, que nunca, nunca, las dirá.

Entonces te invade una urgencia por romperlo todo, destruirlo por completo. Por usar palabras mordaces, por dejar la amargura explotar y por reprocharle absolutamente todo: la vida, la ausencia, las ocasiones perdidas. El tiempo pasado.

Tu cabeza se llena de banalidades, de nuncas y de siempres. Recuerdas las palabras de las canciones mas tristes  et piensas que no sirve de nada seguir. Que lo cotidiano no es más que eso: lo cotidiano.

Que la aventura nunca llegó y que ya es demasiado tarde.

Demasiado tarde: estas dos palabras te martillean la mente y el corazón. Demasiado tarde.

Ya no hay camino, no hay salida. El mundo se ha cerrado, no hay marcha atrás.

Tú que te creías a salvo, y evitabas ciertos objetos, ciertos pensamientos, estás atrapada en la trampa que tú misma edificaste.

Encerrada en tus sueños, no sabes vivir de otra manera.

Entonces… Entonces, sigues, como  ayer y como mañana. Las cosas pequeñas, las salidas pequeñas, las palabras pequeñas… Esperando de alguna manera que la tristeza desaparecerá, que aprenderás. La ausencia se aprende, creo yo. Y te levantas, respiras, vuelves a respirar, y sonríes.

Atrapada… atrapada.

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le chagrin

Le chagrin

Y’a des jours comme ca, où tu te sens piégée. Autour de toi, tout est calme. Même toi, tu respires tranquillement. Tu te dis que c’est fini, que le chagrin est enterré.

Et puis soudain, au détour d’un regard, au retour d’une date, il revient te péter la gueule !

Tu réalises que tu n’as jamais entendu les mots que tu attendais  et une voix, tout au fond de toi, te répète inlassablement qu’il est trop tard, que jamais, jamais, il ne les dira.

Alors te vient une envie de tout casser, de tout détruire. D’utiliser des mots cinglants, de laisser l’amertume exploser et de tout lui reprocher : la vie, l’absence, les occasions perdues. Le temps passé.

Ta tête se remplit de platitudes, de jamais, de toujours. Les mots des chansons les plus tristes te reviennent et tu te dis qu’il ne sert à rien de continuer. Que le quotidien n’est que ca : le quotidien.

Que l’aventure n’est jamais venue et qu’il est trop tard.

Trop tard : ces mots te martèlent l’esprit et le cœur. Trop tard.

Il n’y a plus de chemin, pas d’issue. Le monde est clos, la boucle est bouclée.

Toi qui te croyais a l’abri, qui évitais certains objets, certaines pensées, tu es prise au piège que tu as construit.

Enfermée dans tes attentes, tu ne sais pas vivre autrement.

Alors… Alors, tu continues, comme hier et comme demain. Les petites choses, les petites sorties, les petits mots… Espérant  que le chagrin disparaitra, que tu apprendras. L’absence s’apprend, je crois. Et tu te lèves, tu respires encore, et encore, et tu souris.

Au piège… Prise au piège.

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bonjour papa

                                                                              Mexico, le 21 mai 2010

Très cher papa

Je ne te demande pas comment tu vas, ta visite de cette nuit me confirme que tu es content, heureux même. Ca me fait plaisir, tu sais.

J’ai reçu hier le paquet dont tu m’avais parlé dans mes rêves (tu vois, je SAIS que tu me parles et, pour une fois, je t’écoute de suite, ja, ja !). Et je me suis dit que je devais t’écrire vite, par retour de courrier, pour te dire combien je suis touchée.

Je me sens un peu comme l’Ami de la chanson, celui qui est parti à la guerre avec des brins d’herbe, des photos, des mots d’amour. Tu m’as laissé des choses très importantes, pleines de sentiments.

Un dessin qui date de 76-77 ?, des poèmes d’adolescente… Tu savais avant moi que je serais peintre et écrivain, n’est-ce pas ? Et des photos : celles de mon mariage, quand tu m’as « perdue », je crois. Et puis celles que j’ai cherchées si longtemps pour en faire des tableaux : je les ai déjà travaillées mais d’une façon plutôt maladroite et je voulais m’y remettre. A travers le temps, tu me les donnes et je peux me mettre au boulot.

Tu as mis mon horoscope aussi, celui que ton ami avait fait… Aurais-tu deviné à l’époque que je commencerai des études  d’astrologie il ya juste 4 mois ?… Comment savais-tu tout ca ?

Pourquoi n’as-tu rien dit ? Je reprends à mon compte un passage de la lettre de Gabrielle, celle que tu as mise dans le paquet. Elle parle de son père à elle et dit : « il parlait peu de ses sentiments profonds, mais avec une telle pudeur que nous, enfants, n’aurions jamais osé le pousser à en dire davantage. Comme je le regrette ! Il aurait gagné à se faire connaitre. »

Je me rends compte que ces feuilles que maman m’a remises hier sont ton véritable héritage : une explication de tes motifs, de ta vie, un chemin à suivre pour nous, même si, discrètement, tu nous dis que nous ne sommes pas obligés de « TE » porter. Tu nous laisses libres de choisir, comme toujours.

Tu sais, ta vision de Dieu est la mienne. Nous sommes en accord complet sur les signes, les balises comme tu dis, qu’il emploie pour se manifester. Et je parle avec LUI, toujours. Souvent par l’intermédiaire de Marcelle, ta maman, et maintenant par toi. Et c’est vrai, en tous cas pour le moment : nous communiquons mieux maintenant que tu es mort, papa.

Tu nous laisses aussi des instructions pour utiliser un canot : rassure-toi, avant de prendre quelqu’un à mon bord, je m’assurerai qu’il sache nager et sinon, je lui apprendrai. Et ta Bible de Bord… Elle ira à un Capitaine de la famille, on trouvera quelqu’un de bien.

Tu m’as gardé aussi un compte rendu d’une réunion de parents-professeurs du lycée, de ma cinquième, je pense. Et tu as mis en marge «  Attention à l’eau qui dort »… Je ne dors pas, papa, j’observe.

Je vois aussi d’où vient ton idée de nous faire chercher les réponses au lieu de nous les donner… Hum… Tu as peut-être quand même un peu forcé la dose, là, papa… Mais il faut dire que tu avais été à bonne école avec  ton frère, non ?

Que te dire d’autre, papa ?… Que je regrette que si petit tu aies décide de ta vie ? Que cette obsession d’avoir « des fils envers et contre tout » comme tu dis, a du être très dure à vivre pour toi aussi ? Que je suis désolée que tu ne te soies jamais senti chez toi nulle part ? Que c’est dommage, tellement dommage, que ta fameuse « Maison de Capitaine » n’ai jamais été construite ?…

Ou que je regrette, encore une fois, comme Gabrielle que tu as tant aimée, que tu n’aies pas su parler de sentiments…

Non, pas de reproches, juste des regrets, pour toi, qui aurais pu être plus heureux, je pense. Même si ce n’était absolument pas ton but…

Ah, papa… Il faut que je te dise que je partage ton amour et dévotion pour la Vierge de l’Epine, que moi aussi, je me tourne vers elle et qu’elle m’a tirée de bien de vilaines situations. Que je sais que je continuerai à te voir dans mes rêves… Que j’ai complété ta fiche généalogique, ne t’en fais pas, le travail continue.

Que tu n’as pas à t’en faire, moi aussi je vais bien.

Et je finis ma lettre comme tu as fini la tienne,

Avec tout mon amour filial pour toi,

Kenavo !

Guégué

PS: un Gouzigounik!

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hola papá

                                                                 México, a 21 de mayo del 2010

Muy querido papa

No te pregunto como estas, tu visita de esta noche me confirma que estas contento, feliz inclusive. Me da mucho gusto, ¿sabes?

Ayer recibí el paquete del que me habías hablado en mis sueños ( ya ves, sí SE que me hablas y, ahora sí, te escucho luego, luego, ¡ja, ja!). Y pensé que tenía que contestarte rápido, a vuelta de correo, para decirte lo fuerte que me llegó.

Me siento un poco como el Amigo de tu canción, el que llegó a la guerra con unas brizna de hierba, unas fotos, y palabras de amor. Me dejaste cosas muy importantes, llenas de sentimientos.

Un dibujo que ha de ser del 76 o 77, unos poemas de adolescente… Sabias antes que yo que sería pintora y escritora, ¿verdad?  Y fotos: las de mi boda, de cuando me “perdiste”, creo. Y luego las fotos que he estado buscando por todos lados para hacer un cuadro: ya las había trabajado pero de una manera un poco torpe y quería volver a empezar. A través del tiempo, me las das y puedo empezar la tarea.

También me pusiste mi horóscopo, el que tu amigo había interpretado… ¿Habrías adivinado  en ese tiempo que justo ahora empezaría a estudiar astrología?… ¿Cómo sabias todo eso?

¿Por qué no dijiste nada? Retomo para mí un pasaje de la carta de Gabrielle, la que pusiste en el paquete. Habla de su propio padre y dice: “Hablaba poco de sus sentimientos profundos, pero con tal pudor que nosotros, niños, jamás nos habríamos atrevido a empujarlo a decirnos más. ¡Como lo siento! Habría ganado tanto al dejarse conocer.”

Me doy cuenta de que estas hojas que me dio mamá ayer son tu verdadera herencia: una explicación de tus razones, de tu vida, un camino a seguir, aunque, discretamente, nos dices que no necesitamos cargar-“TE”. Nos dejas libres de escoger, igual que siempre.

Sabes, tu visión de Dios es la mía. Estamos en completo acuerdo sobre los signos, las balizas como dices tú, que emplea para manifestarse. Y hablo con EL, siempre. Muy seguido por intermediario de Marcelle, tu mamá, y ahora por ti. Y es cierto, por lo menos de momento: tú y yo comunicamos mejor desde que estás muerto, papá.

Nos dejas también instrucciones para usar una lancha: no te preocupes, antes de subir a cualquiera a bordo me aseguraré de que sepa nadar y si no, le enseñaré. Y en cuanto a tu Biblia de a Bordo… Será para un Capitán de la familia, seguro encontraremos alguien correcto.

También me conservaste un resumen de una junta de padres y maestros, de mi segundo año de secundaria, creo. Y escribiste en margen “del agua mansa me cuida Dios, del agua brava me cuido yo”…. No soy agua mansa, papá. Lo que pasa es que me callo y observo.

También veo de donde viene esa idea tuya de ponernos a buscar las respuesta en lugar de dárnoslas… Ahí sí, chance te pasaste un poco, ¿no, papá?… Pero también hay que reconocer que así te enseño tu hermano a hacer las cosas, ¿no?

¿Que más te digo, papá?… ¿Que siento mucho que tan chico, hayas decidido tu vida? ¿Que esa obsesión tuya de tener “hijos varones  contra viento y marea” como dices, ha de haber sido muy difícil de vivir para ti también? ¿Que siento mucho que nunca te hayas sentido en casa en ningún lugar? ¿Qué es una terrible lástima que tu “Casa de Capitán” nunca se haya construido?

O que siento tanto, como Gabrielle, a la que tanto quisiste, que no hayas sabido hablar de sentimientos…

No, no son reproches, solo añoranzas, por ti, que podrías haber sido más feliz, creo. Aunque definitivamente ese no haya sido tu objetivo…

Ay, papá… Tengo que decirte que comparto tu amor y devoción a la Virgen de la Espina; que también  le hablo a ella y que me sacado de muchos apuros. Que sé que voy a seguir viéndote en mis sueños… Que ya completé tu ficha genealógica, no te preocupes, el trabajo continúa.

Que no necesitas preocuparte, que yo también, estoy bien.

Y termino mi carta como terminaste la tuya,

Con todo mi amor filial para ti,

Kenavo!

Guégué

PD: un Gouzigounik!

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la traversée du désert

La traversée du désert

 

Je n’ai fait que marcher cette nuit, pendant des heures. J’ai traversé cette étendue de sable blanc semé de grosses pierres poudreuses. Le désert, celui des cauchemars, celui de l’au-delà.

J’ai marché, marché, marché. Toute la nuit.

La chaleur était suffocante, le soleil dans le ciel noir, aveuglant.

Et pourtant, j’ai continué : je te cherchais.

Avant de partir, je t’ai demandé de l’aide, un conseil. Et je savais que j’aurais une réponse.

J’ai marché seule longtemps, je crois. Les pieds et les yeux brûlants, évitant les pierres qui me barraient le chemin. Des pierres blanches, couvertes d’une fine poussière.

J’ai appelé deux fois, à voix haute : « Papa ! »

Et enfin, quand je n’en pouvais plus de blancheur immobile, je t’ai senti, là, tout prés, juste à côté de moi.

Et tu as marché avec moi. Ensemble, nous l’avons traversé ce désert. Jusqu’au bout. De tes mains, j’ai reçu une carte, un plan, un code encore… Un code que je ne comprends pas et que tu n’as pas pris le temps d’expliquer.

Je sais seulement que je dois suivre le chemin et continuer.

Cette nuit, j’ai marché avec toi, papa.

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